El conocimiento de las características que definen el Síndrome de Asperger, de su forma peculiar de entender su entorno y, en definitiva, de su particular funcionamiento neuropsicológico, ayuda, en última instancia, a elaborar estrategias educativas ajustadas a sus necesidades (con el objetivo principal de mejorar la calidad de vida de estas personas). Los enfoques actuales en el tratamiento de las personas con SA se definen por las siguientes características:
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Empleo de apoyos visuales en cualquier
proceso de enseñanza.
Las personas con SA destacan por ser buenos “pensadores visuales”. Procesan,
comprenden y asimilan mucho mejor la información que se les presenta de manera
visual. Por ello, en cualquier proceso de enseñanza (tanto académico como de
habilidades de la vida diaria) es importante emplear apoyos visuales (listas,
pictogramas, horarios, etc.) que les faciliten la comprensión de aquello que se
les está intentando enseñar. Asegurar un ambiente estable y predecible,
evitando cambios inesperados. Las dificultades para enfrentarse a situaciones
nuevas y la falta de estrategias para adaptarse a cambios ambientales que
presentan muchas personas con SA exige asegurar ciertos niveles de estructura y
predictibilidad ambiental (anticipando cambios en las rutinas diarias,
respetando algunas de las rutinas propias de la persona con SA, etc.).
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Favorecer la generalización de los
aprendizajes. Las
dificultades de generalización que presentan estas personas plantea la
necesidad de establecer programas explícitos que permitan transferir los
aprendizajes realizados en contextos educativos concretos a situaciones
naturales y asegurar, en la medida que se pueda, que los programas educativos
se lleven a cabo en los contextos más naturales posibles.
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Asegurar pautas de aprendizaje sin errores. Las personas con SA, sobre todo en la
etapa escolar, suelen mostrar bajos niveles de tolerancia a la frustración y
esto, unido a las actitudes perfeccionistas, puede llevar a enfados y conductas
disruptivas cuando no consiguen el resultado adecuado en una tarea. Para evitar
este tipo de situaciones y favorecer la motivación hacia el aprendizaje es
fundamental ofrecer todas las ayudas necesarias para garantizar el éxito en la
tarea presentada, desvaneciendo poco a poco las ayudas ofrecidas.
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Descomponer las tareas en pasos más
pequeños. Las
limitaciones en las funciones ejecutivas, comentadas en un apartado anterior,
obstaculizan el rendimiento de las personas con SA durante la ejecución de
tareas largas y complicadas. Para compensar estas limitaciones y facilitarles
la tarea, es importante descomponerla en pasos pequeños y secuenciados.
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Ofrecer oportunidades de hacer
elecciones. Como se
ha comentado, estas personas suelen mostrar serias dificultades para tomar
decisiones. Por eso, desde que son pequeños se deben ofrecer oportunidades para
realizar elecciones (inicialmente presentando sólo dos posibles alternativas a
elegir) para que puedan adquirir capacidades de autodeterminación y
autodirección.
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Ayudar a organizar su tiempo libre,
evitando la inactividad o la dedicación excesiva a sus intereses especiales.
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Enseñar de manera explícita habilidades
y competencias que por lo general no suelen requerir una enseñanza formal y
estructurada. Con las
personas con SA no podemos dar nada por supuesto. Habilidades como saber
interpretar una mirada, ajustar el tono de voz para enfatizar el mensaje que
queremos transmitir, respetar turnos conversacionales durante los intercambios
lingüísticos, etc., van a requerir una enseñanza explícita y la elaboración de
programas educativos específicos.
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Priorizar objetivos relacionados con
los rasgos nucleares del Síndrome de Asperger (dificultades de relación social,
limitación en las competencias de comunicación y marcada inflexibilidad mental
y comportamental).
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Incluir los temas de interés para motivar en el aprendizaje de
nuevos contenidos.
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Prestar atención a los indicadores
emocionales para
prever y prevenir posibles alteraciones en el estado de ánimo.
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