La presencia de una inteligencia media (con alguna desviación típica por
encima o por debajo) que caracteriza a la mayoría de las personas con SA puede
llevar a infravalorar las dificultades y limitaciones con las que estas
personas se encuentran en su vida diaria. Poseer un cociente intelectual normal
o superior no garantiza el desarrollo de una vida autónoma y
satisfactoria.
Es muy frecuente que los alumnos con SA presenten fracaso escolar
(sobre todo a partir del ciclo de secundaria), fracaso difícil de entender si
nos limitamos a valorar el CI. Las actitudes perfeccionistas de muchos chicos
con SA, que llevan a una lenta ejecución de las tareas, las dificultades
atencionales, la desmotivación, la dificultad para comprender conceptos
abstractos, las limitaciones a la hora de organizar las tareas o la mala
estimación y planificación del tiempo son sólo algunos de los factores que
limitan enormemente su éxito académico. Por otra parte, en el mundo laboral las
características inherentes al síndrome también obstaculizan su éxito
profesional. La escasa comprensión de las normas implícitas que rigen el
funcionamiento de una empresa, la escasez de habilidades empáticas, la mala
administración y organización del tiempo, la presencia de comportamientos
considerados extravagantes por los demás, dificultan la vida profesional de
estas personas. El CI, considerado de manera aislada, es un mal predictor del
éxito académico y profesional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario